¿A cuántos Santiagos Bernabéu equivale Ucrania?
Hola, bienvenidos/as al boletín en el que recopilamos los titulares más relevantes de la semana, una semana esta en la que hemos recibido diversas oleadas de indignación social aleatoria y por los motivos más peregrinos. En especial, nos ha llamado la atención este caso:
No queremos convertir este espacio en un rincón para la queja, porque para eso ya está nuestro grupo de Telegram para suscriptores, lugar de encuentro en el también se ejerce periodismo del más alto nivel. Esta semana, unas suscriptoras se adentraron en el gimnasio de Sergio Ramos para informar, en directo, de algunos de sus rincones más llamativos:
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LA ACTUALIDAD DEL MAÑANA
Tras hacerse viral su dramática historia, algunos compañeros opositores le han recomendado a Gambito que estudie los temarios y haga uso de los tests de Opositatest.com, donde podrá descargarse los temarios actualizados y entrenar para los exámenes sin riesgo a equivocarse de contenidos.
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«Me arrepiento muchísimo. Ser multimillonario ha sido mi bancarrota», dice.
Y acabamos con dos exclusivas de un periodista de prestigio, Luis Piedrahita:
CARTAS DESDE GALES
Seguimos enviando, cada semana, los diarios íntimos de la princesa, que está escribiendo para combatir la soledad durante su estancia en el internado británico. Esta semana volcaba sus impresiones sobre la separación de sus tíos, Iñaki y Cristina.
Me pregunto si el Museo de Cera de Madrid habrá retirado ya la figura de cera de mi tío Iñaki y si padre habrá pedido que se la lleven a palacio para jugar con ella como hizo con la de mi tío Marichalar. O quizá no la ha pedido siquiera, porque mi tío Iñaki siempre le ha caído regular y además su figura no es tan graciosa como la de mi tío Marichalar, con esa pose que tiene como de calabacín que llega tarde a una misa y que hace que te partas de risa solo de pensar en él.
Mi tío siempre me ha parecido muy divertido y es una pena porque supongo que ya no lo veré nunca más. Siempre venía a casa y el muy tonto a lo mejor llevaba su medalla olímpica colgando del cuello y decía “ay, otra vez me he dejado la medalla puesta, qué tonto, jaja”. Y todos reíamos aunque sabíamos que lo hacía para presumir porque los deportistas, una vez se jubilan, de poco pueden presumir. Aunque tengas un ducado, eso no es nada. Y padre entonces se picaba, se levantaba del sillón y decía “voy al baño” y volvía a los pocos minutos todos sudoroso, tras haber recorrido medio palacio, con la corona puesta. Y entonces se sentaba y decía “ay, qué tontoooo, me he dejado la corona puestaaaa, me ha pasado como a ti, porque soy imbécil…”. Es que delante de padre no puedes presumir de nada porque él gana siempre.
Me sabe realmente mal todo esto, no solo por mis cuatro primos, sino también porque mi pobre tío se metió en esos jaleos de la delincuencia y la cárcel y todo eso pero yo creo que no buscaba dinero sino que quería encajar en la familia y ser uno más. Pero es que no puedes ser un Borbón sin serlo de verdad, no te va a salir bien. Ese tipo de talento no es algo que se pueda aprender
Pero bueno, mi tío Iñaki un santo tampoco era. Ya antes de conocernos a nosotros, los borbones, era ya un poco fullero: he visto fotos de cuando era deportista y cogía el balón con las manos TODO EL RATO y ningún árbitro le pitaba falta nunca. Normal que luego se creyera impune.